Con motivo de nuestro 5º aniversario de boda, Sagra preparó una escapadita romántica al Monasterio de Piedra. Llevábamos bastante tiempo queriendo ir, pero al final siempre lo íbamos dejando para otra ocasión. Se encuentra lo suficientemente lejos de Madrid, como para plantearse quedarse alguna noche por la zona, en lugar de hacer la visita en el día, lo cual puede resultar algo pesado.
Finalmente hicimos noche en Calatayud, en un hotel que nos habían recomendado (Monasterio Benedictino) y para completar la escapada, añadimos una visita al lago termal Termas Pallarés, ubicado en la localidad de Alhama de Aragón.
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SÁBADO: 17 SEPTIEMBRE DE 2016: ALHAMA DE ARAGÓN Y CALATAYUD
Alhama de Aragón es una población zaragozana ubicada a unos 200 kilómetros de Madrid. La duración del viaje es de unas 2 horas aproximadamente. Llegamos a las Termas Pallarés alrededor de las 11:00.
Hay sitio para aparcar dentro el coche. Lo primero que hicimos fue cambiar un cupón que habíamos comprado online (15euros/persona) en la recepción del hotel. El sistema nos pareció bastante pesado, ya que había cola, y tuvimos que esperar a que la gente eligiera los horarios de los múltiples tratamientos de los que dispone el hotel. Tras media hora conseguimos cambiar el cupón por la entrada al lago termal (in situ son 22 euros/persona).
El complejo dispone de un par de hoteles de 3* y 4*, y aunque se respira un aire decadente por las instalaciones, es bastante bonito:
Pasando un paso subterráneo, llegamos a la entrada del lago termal, el más grande de toda Europa. No se puede comer en el lago, aunque nosotros íbamos equipados en plan picnic. La razón es que hay una cafetería, justo antes de entrar al lago, donde tomar algo o picotear:
Dentro del lago hay unos vestuarios donde poder cambiarse, aunque han vivido mejores épocas:
Muy cerca, hay una zona donde hay tumbonas, pero cobran por ello y nosotros no las utilizamos. Como había más gente por esa zona, nosotros nos encaminamos al lado contrario. Hay bastante espacio ajardinado dónde puedes dejar la toalla:
Aunque el día no era malo, hacía bastante fresco, por lo que daba gusto meterse al agua, para entrar un poco en calor. Aunque se notaba
la diferencia con el exterior, no os penséis que el agua es un caldo. Nos hubiera gustado incluso más caliente:
Pasamos toda la mañana entre la toalla y el agua. No había demasiada gente, por lo que se estaba bien. Nos tomamos el picnic fuera del recinto,
y cogimos el coche para ir a Calatayud. Se tardan unos 20 minutos desde Alhama.
Nuestro alojamiento en Calatayud fue el Hotel Monasterio Benedictino. Hay un parking gratuito justo al lado del hotel, con bastantes plazas.
Desde el hotel se tenía una gran perspectiva de la Iglesia del Santo Sepulcro:
Hicimos el checkin, dejamos las cosas y tras descansar un rato, salimos hacia el casco histórico. A las 17:00 comenzaba la visita guiada (3 euros/persona) desde la Oficina de Turismo, ubicada en la Plaza de España.
Calatayud tiene bastante potencial, con algunas iglesias muy interesantes, el problema es que hay muchas fachadas bastante dejadas, y no dan muy buena imagen. Si se le diera un lavado de cara, sería bastante interesante para pasar unas horas. Tampoco ayuda que la ciudad sufra frecuentes inundaciones, como consecuencia del nivel freático, por lo que se suelen inundar garajes y viviendas.
La visita guiada estuvo muy bien, la chica que nos tocó le dió un plus a la visita, dándonos detalles que nos hubiéramos perdido de ir por libre. La ruta comenzó en la Plaza de España, la cual nos gustó bastante:
El siguiente punto de interés era la Iglesia de San Pedro de los Francos, llamada así porque tras ser reconquistada Calatayud a los musulmanes, Alfonso I El Batallador fundó el templo para que sirviera como templo a los francos de Bigorra, que le habían ayudado en la conquista.
Se encontraba cerrada, pero la guía tenía las llaves, así que es bastante probable que no se pueda entrar si no es con la visita guiada. Llama mucho la atención su torre inclinada (Torre Mochada). Se redujo su altura debido a que justo enfrente está el Palacio del barón de Warsague, actual Casino, y allí se alojó la reina Isabel II y la regente María Cristina. El Concejo de la Ciudad debió de pensar que la vista de la torre inclinada hacia sus aposentos atemorizaría a la reina niña por lo que procedió a recortar la torre. A grandes males, grandes remedios…
La iglesia por dentro es bastante curiosa, sobre todo por la capilla que tiene tan extraña:
El órgano, también es bastante interesante:
Continuamos la ruta hasta llegar a la Iglesia de San Juan el Real. Lo más interesante son unas pinturas que decoran las pechinas pintadas en los años mozos por Francisco de Goya (20 años), con su estilo un tanto oscuro. Merece la pena la iglesia:
El siguiente punto era el plato fuerte: la Colegiata de Santa María La Mayor, aunque ahora mismo está cerrada por restauración (lleva varios años de obras). Tiene una preciosa portada:
Asimismo, su torre mudejar es Patrimonio de la Humanidad:
Continuamos rumbo a la Iglesia de San Andrés. Ésta no la visitamos por dentro, pero por fuera llama muchísimo la atención su torre mudejar.
Observando con detalle, cada nivel de la torre presenta unos dibujos geométricos distintos:
Terminamos el paseo, regresando a la Plaza de España, y justo al lado se encuentra la famosa Taberna de la Dolores. Hay bastante gente que lo único que conocen de Calatayud es la letra de una copla: «Si pasas por Calatayud, pregunta por la Dolores, una chica muy maja que hace buenos favores». Hay un Museo, también, en la misma Plaza de España, acerca de la figura de esta mujer:
Aquí concluía estratégicamente la visita. Lo normal es que entres a la taberna a tomar algo. El sitio es bastante bonito y los precios están bien. Nosotros dimos una vuelta a comprar dulces típicos antes de volver, para evitar el mogollón del grupo, y verlo más tranquilos:
De aquí al hotel, nos desviamos un poco del camino porque nos pareció ver una iglesia de madera chula al fondo. En ese momento no lo sabíamos, pero resultó ser la Iglesia Ortodoxa Rumana, de reciente creación. Sorprende verla en un sitio no muy bueno, apartado de todo, pero nos gustó bastante:
Para cenar, habíamos oído hablar bien del restaurante del hotel: «Luz de Led», así que no tuvimos que irnos muy lejos…
DOMINGO: 18 SEPTIEMBRE DE 2016: MONASTERIO DE PIEDRA
Hoy por fin conoceríamos el Parque del Monasterio de Piedra. Este Parque Natural, es uno de los más bellos de nuestro país. Está emplazado en un emplazamiento único (Río Piedra), un lugar idílico y sorprendente, lleno de cascadas, arroyos, lagos, grutas y lugares pintorescos.
El horario de visita es de 09:00 a 18:00 en invierno y de 09:00 a 19:00 en verano. El precio de la entrada es de 15,50€ (Parque, Monasterio, Espectáculo de aves rapaces) ó 8€ (sólo Monasterio). Puedes comprobar los horarios y precios actualizados en su página web: www.monasteriodepiedra.com
La ruta es muy fácil, no exige apenas esfuerzo físico. Basta con seguir el mapa que te dan en la entrada al recinto e ir contemplando cada uno de los puntos de interés. Dependiendo de tu ritmo, el tiempo de visita es variable, pero puedes reservar fácilmente 4 o 5 horas, incluyendo parada para comer.
Una de las que cascadas que más nos gustó fue la Cascada Trinidad, es increíblemente fotogénica:
Otro de los puntos más espectaculares es la Cascada La Caprichosa, que nos recordó enormemente a las Millaa Millaa Falls, que visitamos durante el verano en Australia. Igual de bonitas, pero en las Millaa Millaa te puedes bañar:
La cascada más famosa de todo el parque es la Cascada Cola de Caballo. Se accede por el interior de una gruta y posee una espectacular caída de 50 metros:
Éstas fueron las que más nos gustaron, pero hay muchas más. Os dejamos algunas fotos del recorrido por el parque. Seguro que lo disfrutáis, el parque merece muchísimo la pena:
Tras recorrer toda la mañana el parque, comimos de picnic en los merenderos que hay antes de entrar al parque. Tras la comida, hicimos la visita guiada al Monasterio. Se formó un grupo excesivamente grande, por lo que la guía no daba mucho detalle, al ir un poco lentos y tener luego más visitas. El monasterio merece la pena visitarlo. Fue fundado por Alfonso II en 1164 con doce monjes del Monasterio de Poblet y realizadas sus obras entre 1195 y 1218. Perteneció a la orden cisterciense.
Nos gustó sobre todo el claustro, y los restos de la iglesia que apenas queda en pie:
El monasterio posee dos pequeños museos acerca del vino y del chocolate. Este monasterio fue el primer lugar de Europa donde en sus cocinas se preparaba el chocolate. Las semillas de cacao eran enviadas desde América por Fray Jerónimo (que había ido a evangelizar el Nuevo Mundo) al abad de este monasterio en aquella época, Don Antonio de Alvaro:
Una vez concluida la visita, decidimos tomarnos un café en la cafetería del hotel que hay en el monasterio. Muy tranquila y elegante, nos gustó mucho:
Cogimos el coche y paramos en Alhama de Aragón a comprar algunas cosas típicas. La dueña de la tienda donde paramos, un encanto. El pueblo tiene una estampa bastante bonita:
Ya sólo nos quedaba coger carretera y manta hasta llegar a Madrid, y pensar en la siguiente escapada …