Tenía muchas ganas de hacer esta ruta por los Montes de Valsaín, en Segovia. Animado por algunos compañeros que subían fotos de La Chorranca y veía que tras las recientes lluvias bajaba con gran caudal, pude realizar esta ruta a principios de primavera, en Abril de 2022.
Es una ruta muy completa en la que se pueden ver numerosas fortificaciones militares de la GCE, en lo alto del Cerro del Puerco, en la Batalla de La Granja. Aparte del interés histórico, es un magnífico mirador de las montañas de los alrededores.
Como todo bosque que se precie, no pueden faltar las leyendas, en este caso entorno a la Cueva del Monje, una oquedad abierta bajo unos bolos berroqueños, con una bonitas vistas.
Posteriormente, se transita por un paraje precioso, donde las aguas del Arroyo de la Chorranca y del Arroyo de Pelañara dan lugar a varios saltos de agua y un toque aventurero a la ruta teniendo que vadear varias veces los arroyos a través de troncos.
Tras una pronunciada subida, la ruta nos lleva primero a contemplar la Cascada del Arroyo de Peñalara, una cascada estacional que merece la pena ver en época de lluvias y la famosa Chorranca de Valsaín, a 1600 m. de altitud y con una caída de unos 27 metros.
La vuelta la realicé por la Senda de la Acequia, con un pequeño desvío para visitar el interesante Búnker de Valsaín:
Índice
Chorranca de Valsaín por los Fortines del Cerro del Puerco y Cueva del Monje (La Pradera de Navalhorno, Segovia)
| 11’4 KM | 3H 30′ | Media/Alta | 444 M. | >12 años | Sí | No | No |
Las primeras referencias históricas a Valsaín, de época medieval, nos hacen transportarnos a un magnífico bosque de robles en el que abundaban osos y jabalíes, y que fue escenario de cacerías reales.
En las zonas más próximas al núcleo de Valsaín el bosque fue aclarándose, formando un paraje poco arbolado.
Sin embargo, la zona en la que nos encontramos mantuvo su carácter forestal. De ahí viene su denominación: Navalhorno. El término “nava” hace alusión a un entorno muy húmedo, encharcado. Y el término “horno” es una referencia a la producción de carbón vegetal en los hornos o carboneras.
Parking: Aserradero de Valsaín
Para comenzar esta ruta debemos dirigirnos a La Pradera de Navalhorno, zona aneja a Valsaín y perteneciente al municipio de La Granja de San Ildefonso.
Yo venía de Madrid, atravesando el Puerto de Navacerrada, y a pesar de ser Abril, me encontré con niebla tanto en el puerto como en la bajada por las 7 Revueltas, así que precaución.
Arrancamos en las proximidades del aserradero de Valsaín, aquí hay numerosos sitios donde dejar el coche, y si no en cualquier calle de los alrededores:
La ruta comienza un poco más adelante, teniendo que atravesar un paso canadiense por el torno de la derecha. A partir de aquí etá prohibido el paso de vehículos a motor. Para esta ruta no hay que seguir por la pista asfaltada, ese sería el Senderos de los Reales Sitios, por el que se llega a La Granja de San Ildefonso.
Para esta ruta nada mas cruzar el paso, hay que girar inmediatamente a la derecha:
Un montón de troncos apilados nos revela una de las principales actividades del pueblo, la industria maderera:
Seguimos de frente por un terreno un poco embarrado por las recientes lluvias, y llegamos a la siguiente intersección que debemos tomar a la izquierda para ir al Cerro del Puerco:
Vamos remontando poco a poco el cerro, y conviene echar la mirada atrás desde algún mirador natural que permite contemplar buena parte de los alrededores:
Fortines del Cerro del Puerco
A lo largo de todo el Cerro del Puerco se pueden contemplar numerosos elementos militares de la Guerra Civil:
Estas construcciones, realizadas entre los años 1936 y 1939, forman un variado conjunto compuesto por trincheras, refugios, observatorios, puestos de tirador, casamatas, fortines, parapetos... que se distribuyen a lo largo de la Sierra de Guadarrama:
La función que desempeñaban estas construcciones las sitúa en lugares privilegiados desde el punto de vista paisajístico:
Siendo notable también su integración en el entorno, debido a la necesidad de estar protegidas y enmascaradas:
Desde el comienzo de la contienda, el control de los pasos y otros lugares estratégicos de la Sierra se convirtió en objetivo prioritario para ambos bandos, dando lugar a durísimos combates como los del Alto del León, Somosierra o el puerto de Navafría. Al acabar el verano de 1936, el frente de guerra estaba
prácticamente estabilizado. La población de Valsaín quedó en primera línea del denominado Bando Nacional:
Desde el cerro, aparte del interés histórico tenemos unas magníficas vistas de Siete Picos, Peñalara, Montón de Trigo o La Mujer Muerta, con todavía algo de nieve en sus cumbres:
Una vez visitado parte de los nueros restos que hay desperdigados por el cerro, procedemos a su descenso, buscando el siguiente punto de interés de la ruta: la Cueva del Monje, a tarvés de una pista forestal entre pinares de Valsaín.
Cueva del Monje
Ubicada al final de una gran pradera en la que también hay un recinto vallado. La cueva es un hueco bajo unos bolos dispuestos en equilibrio formando una boca de ballena:
Hay un par de leyendas que circulan sobre esta cueva:
- Un joven hidalgo, Tomás Segura, pensaba en suicidarse tras perder a su esposa. Demabulando por estos lares, se le apareció el diablo, que le devolvió la alegría de vivir y llenó de riquezas, a cambio de su alma, una vez que hubieran pasado 30 años.
Tras años de desenfreno, Tomás se arrepintió y se retiró a este paraje, refugiado en esta cueva y practicando el bien sobre todo aquél que pasara con objeto de poder recuperar su alma e invalidar su pacto con el diablo.
El final de la historia arroja dos versiones alternativas:
a) el diablo tuvo que renunciar a su alma por medio de una acción divina que protege a Tomás.
b) el diablo se queda con su alma, y ésta aún vaga por estas tierras:
2. Un caballero templario francés, Hugo de Marignac, llega a estos bosques para esconder un tesoro en la cumbre de Siete Picos.
Tras ello, se quedó a vivir al rebufo de los cortesanos del cercano palacio de Valsaín. Allí se enamoro de una condesa llamada Blanca, y recurrió a las malas artes de un ermitaño llamado Oriel que vivía en la cueva, para tratar de conquistarla.
Como pago por sus servicios, Oriel reclamó a Hugo el tesoro que había escondido. Pero éste no quiso desvelar su paradero y trató de engañar a Oriel, pero éste fue más listo y acabó despeñando a Hugo y Blanca, cuyas almas vagan por los alrededores.
Independientemente de ambas historias, lo que no se puede negar, es que desde la cueva, a ambos lados, hay bonitas vistas de las cumbres de los alrededores:
Desde la Cueva del Monje remontamos brevemente la pista de asfalto, abándonandola por un camino que sale a la izquierda, donde comienza una subida a través de un espeso pinar, hasta toparnos con el arroyo de la Chorranca.
Arroyo de la Chorranca
El Arroyo de la Chorranca nace en el Macizo de Peñalara, al pie del Puerto de los Neveros (a unos 2100 m. de altitud). A mitad de su curso, forma una bonita cascada que se conoce como La Chorranca:
Antes de llegar a la cascada, nos cruzaremos varias veces con este arroyo, que tendremos que vadear, añadiendo una parte aventurera a la ruta. Si no es posible cruzar por su senda natural, hay que buscar arriba o abajo algún paso a través de troncos caídos a modo de puente:
Lo bueno que el arroyo baje con caudal, es que se forman bonitos saltos de agua:
También es probable que encuentres por esta zona, maquinaria utilizada para despejar los caminos. Con tanta agua, esta bastante embarrada toda esta zona, así que no te olvides tus botas de montaña:
Cascada del Arroyo de Peñalara
Seguimos senda arriba hasta que llegamos al cruce donde se une la bajada del Arroyo de Peñalara con el Arroyo de la Chorranca. En época de deshielo se forma una bonita cascada, a unos 1500 m. de altitud, conocida como la Cascada del Arroyo de Peñalara:
El Arroyo de Peñalara se desploma unos 100 metros y salva un desnivel de 50 metros, para vertir sus aguas al Arroyo de la Chorranca, formando esta bonita cascada:
Chorranca de Valsaín
Con buen sabor de boca, tras ver esta cascada que no esperaba, continuamos subiendo, con algunas rampas bastante fuertes que se me atragantaron un poco, y tengo que parar con la excusa de tomar algunas fotos al bonito entorno.
Llegamos al objetivo de la ruta, la Cascada de la Chorranca, una bonita cascada mantenida a lo largo de todo el año, aunque su caudal varía notablemente en función de la estación. Tiene unos 27 m de altura y está dividido en dos chorros (superior e inferior):
El chorro inferior es de unos 7 m, es más ancho y en época de deshielo es doble, formando una pequeña poza:
El chorro superior, más fino, se precipita por una grieta entre las rocas desde una altura de unos 20 m.:
Una vez visitada esta bonita cascada y avituallado convenientemente, toca realizar el camino de regreso. En lugar de volver por el Cerro del Puerco, vamos a tomar un desvío pasado la Cueva del Monje, para tomar la Senda de la Acequia.
Senda de la Acequia
En las proximidades de la Cueva del Monje, me encuentro con unos bonitos caballos que se encuentran pastando apaciblemente en estos bonitos lares:
Tomamos esta senda durante uos 1’5 km, no se encuentra muy marcada tras las lluvias. Se va siguiendo el curso de un pequeño arroyo:
En ocasiones la senda se pierde y no se sigue muy bien, pero no tiene mucha pérdida. En otras ocasiones, la senda está clara pero es muy estrechita:
Llega un punto donde se abre un claro en el bosque y es en este momento, donde nos vamos a desviar, para visitar el último punto de interés de la ruta, se trata del Búnker de Valsaín.
Búnker de Valsaín
Abadonamos temporalmente la Senda de la Acequia, para visitar un último resto interesante de la GCE, se trata del Búnker de Valsaín. En toda esta zona, se puede hacer una visita autoguiada desde el CENEAM (Centro Nacional de Educación Ambiental) de Valsaín, llamada «Paisajes de Guerra«, donde se recorren algunos otros restos como trincheras, parapetos y restos de puestos de mando:
Siguiendo campo a través llegamos al punto más fuerte de esta posición. Aquí se ubicaba una de las ametralladoras que defendían el enclave. Las armas automáticas se colocaban donde pudieran resultar más efectivas, pudiendo barrer con tiro rasante una zona muy amplia:
Desde el exterior del fortín se puede observar que ha desaparecido un tramo del parapeto, a la derecha, mientras que a la izquierda se aprecia aún una placa de cemento con el escudo de Falange y la torre que identifica a los ingenieros en el ejército:
Desde aquí, volvemos a enganchar con la Senda de la Acequia, de nuevo campo a través, alcanzando poco después, la primera intersección de la que os hablaba en la ruta. Ya sólo queda pasar de nuevo por el paso canadiense y llegar hasta donde hemos aparcado el coche.
En resumen una preciosa ruta, llena de puntos de interés, por los Montes y Pinares de Valsaín, declarados en el 2013, Patrimonio Mundial como Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
