En Febrero de 2018 visitamos por primera vez Extremadura, y la experiencia no ha podido ser más positiva. Durante un fin de semana, viajando en coche desde Madrid, visitamos Trujillo, Cáceres y Plasencia.
Ha sido el primer road trip con Marina, nuestro bebé de 5 meses, y aunque ha sido bastante cansado, la niña se ha portado super bien, ha nacido un nuevo bebé viajero.
Salimos de Madrid un viernes a las 08:30, y a las 11:00 (lo hicimos del tirón) estábamos aparcando en la Plaza del Campillo en Trujillo. Este puede ser un buen punto para empezar el recorrido por el pueblo, ya que dentro del casco histórico es más complicado aparcar.
A sabiendas que Trujillo está lleno de cuestas adoquinadas de fuerte pendiente y como también queríamos ir al castillo, decidimos dejar el carrito en el coche y tirar de la mochila porta bebé.
En unos 5 minutos, se llega a la Plaza Mayor, seguramente una de las más bonitas de España.
La iglesia que domina la plaza es laIglesia de San Martín, de aspecto recio y compacto, construida en el S. XIV:
Por otro lado, la plaza está soportalada, con restaurantes tan típicos como el mítico La Troya. Justo detrás sobresale la Torre del Alfiler:
Otro de los monumentos que más llama la atención es la Estatua de Francisco Pizarro, conquistador del Perú, y vecino ilustre nacido en esta localidad.
El autor de la obra es Charles Rumsey, y la verdad que pese a sus grandes dimensiones encaja muy bien en el conjunto monumental de la plaza:
Aunque lo que más destaca en esta impresionante Plaza Mayor, es la presencia de tres palacios:
Palacio de los Duques de San Carlos: Construido en el S. XVI, destaca por su galería porticada, así como el balcón esquinero, tan típico de estas tierras. Arriba, se encuentra el escudo familiar con el águila bicéfala, privilegio concedido por Carlos V:
Palacio de los Marqueses de Piedras Albas: Construido en el S. XVI y de estilo renacentista, se encuentra situado en el llamado Portal del Pan. Destaca por los tres arcos del piso superior y su crestería gótica:
Palacio de los Marqueses de la Conquista: También llamado Palacio del Escudo o Palacio de la Conquista. Es el que presenta la fachada más bonita. Destaca por su impresionante balcón esquinero con los bustos de cuatro personajes: Francisco Pizarro, Inés Yupanqui (princesa inca, esposa de Pizarro), Francisca Pizarro Yupanqui (hija de ambos) y Hernando Pizarro (hermano de Francisco):
Subiendo por la calle Ballesteros, se llega al Palacio de Santa Marta, hoy convertido en un lujoso hotel de la cadena Eurostars:
Un poco más adelante, se encuentra una buena perspectiva de la Torre del Alfiler, hoy en día convertida en Centro de Interpretación:
Al lado, está la Puerta de Santiago, también llamada Puerta del Sol, punto clave en las antiguas defensas de la ciudad:
Pegado a la puerta se ubica la Iglesia de Santiago, de finales del S. XII, y que se encontraba intramuros, dentro del recinto amurallado:
Sin parar de subir, se llega a uno de los puntos más bonitos del pueblo, el Castillo, situado en lo alto del cerro Cabeza del Zorro:
Los alrededores son muy fotogénicos, con unas grandes vistas de la Plaza Mayor a tus pies:
El interior del castillo es visitable (L-D: 10:00-14:00, 16:00-19:00, 1,5€). Fue construido entre los S. IX al XII sobre los cimientos de una antigua fortaleza árabe.
Nada más entrar, se aprecia la Virgen de la Victoria, la cual mira hacia el pueblo. Si entras a la capilla del interior del castillo, la tienes de espaldas a no ser que eches una moneda, y a través de un mecanismo la imagen se gira:
Aparte de la capilla, el interior está bastante vacío, apenas pudiendo visitarse un antiguo aljibe y las mazmorras.
Sin embargo, lo que merece mucho la pena es pasear por las almenas y todo el recinto, ya que se obtienen las mejores vistas de la localidad y alrededores:
Una vez visitado el castillo, nos dirigimos hasta la iglesia más importante de la villa, laIglesia de Santa María (L-D: 10:00-14:00, 16:30-19:30, 2€) . Se trata de una preciosa iglesia levantada sobre un antiguo templo románico de finales del S. XIII:
Destacan las pinturas del retablo Mayor, realizadas a finales del S. XV por los maestros Fernando Gallego y Bartolomé:
No os podéis perder subir a las dos torres de las que consta la iglesia. Nosotros lo desconocíamos antes de preparar el viaje, pero se puede subir tanto a la Torre Vieja o Torre Julia (la torre más oriental) como a la Torre Nueva.
La subida a la Torre Vieja es la más fácil, habiéndose habilitado hace poco una escalera de caracol. Ofrece maravillosas vistas de la Plaza Mayor, la Iglesia de Santiago o el Castillo:
La subida a la Torre Vieja, es más complicada. No son demasiadas escaleras, pero los peldaños son muy altos, y sobre todo es más difícil la bajada y cansa más. Si vais con bebé, es mejor hacer la visita por turnos, ya que no es muy recomendable la subida al poder tropezar.
Desde esta otra torre, se obtienen buenas vistas del Convento de San Francisco, la Plaza de los Moritos o el Alcazar de los Bejarano:
Después de visitar esta iglesia, ya iba siendo la hora de comer, así que fuimos hasta el coche para coger el carrito de la niña y que pudiera dormir un poco después de tanto ajetreo.
Por el camino, pasamos por otras casas interesantes como la Casa de Luis de Chaves el Viejo o las Casas Principales de los Chaves Sotomayor:
Para comer, nos fiamos de Tripadvisor, y teníamos reservado el Alberca Asador. Al ser viernes, tenían menú del día a 15 euros. El sitio nos gustó mucho, y se pueden probar platos típicos como las migas extremeñas, la moraga o la prueba de cerdo. Los postres son caseros, y la tarta que probamos estaba buenísima:
Para bajar la comida, dimos un paseo, esta vez con el carrito, y aunque está lleno de cuestas y puede cansar un poco, se puede hacer perfectamente.
Curioseamos por el desaparecido Convento de San Francisco el Real, que actualmente acoge el Museo de la Coria. Sólo abre sábados y domingos, así que lo vimos por fuera:
Seguimos el paseo, y bordeando la Plaza de los Moritos, llegamos a la Iglesia de Santa María la Mayor, con las dos torres que os hemos contado antes:
Esta zona está salpicada de monumentos como el Palacio de Lorenzana:
o la Casa-Museo de Pizarro, un espacio dedicado a dar a conocer la vida del afamado conquistador:
Seguimos con el paseo, hasta llegar al Alcazar de los Altamirano, ubicado sobre la antigua muralla y uno de los puntos más altos de la población:
Muy próximo se encuentra el Aljibe, aunque nos lo encontramos cerrado:
Paseando tranquilamente, se llega al resto de puntos de interés del pueblo, que como veis son innumerables. Nos gustó este balcón esquinero del Palacio de Chaves:
Otro de los personajes más importantes ligados a la villa fue Francisco de Orellana, explorador, conquistador y descubridor del Río Amazonas. Su antigua casa, hoy en día se ha reformado en un hotel boutique:
Junto a la Iglesia de la Veracruz, se encuentra la Alberca, una original construcción que permitía abrevar el ganado:
Otra zona muy bonita es el Alcazar de los Bejarano, que como el Alcazar de los Altamirano, eran casas fuertes de las familias nobles que tenían como misión defender las puertas de la ciudad, es por eso que tienen ese aire tan defensivo y fortificado.
Verdaderamente, en este pueblo es muy fácil cerrar los ojos y sentirte en plena Edad Media:
Ya terminando el paseo, pasamos por delante del Palacio de los Chaves-Mendoza:
Y otra de las puertas de la ciudad, la Puerta de San Andrés:
Seguimos por la Ronda de las Almenas:
Y llegamos de nuevo a la zona de la Plaza Mayor, pero antes nos paramos a admirar la bella fachada renacentista del Palacio Juan Pizarro de Orellana, primo de Francisco Pizarro que también participó en la expedición a Perú.
Se trata de un edificio histórico, pues aquí estuvo hospedado Miguel de Cervantes cuando viajaba al Monasterio de Guadalupe en agradecimiento a su liberación después de su cautiverio en Argel:
Después de un estupendo día, tanto a nivel climatológico (nos hizo una estupenda temperatura para ser Febrero) como a nivel turístico, nos despedimos del que muy merecidamente siempre aparece en las listas de los pueblos más bonitos de España: