En la búsqueda de un lugar para completar el día tras la visita a la Ruta de las Caras en Buendía (Cuenca), descubrimos la posibilidad de visitar unas auténticas minas romanas. Es un plan que se puede combinar perfectamente. En nuestro caso, hicimos la visita a las minas por la mañana y después de comer en Buendía, hicimos la Ruta de las Caras. Algo menos de 30 minutos en coche separan ambos lugares.
A lo largo de la Alcarria conquense, se han descubierto numerosos complejos mineros romanos, que constituyen un rico patrimonio histórico y cultural. En Saceda del Río se puede visitar el complejo minero romano de las Cuevas de Sanabrio. La visita guiada debe ser concertada obligatoriamente con la Oficina de Turismo de Huete (969 371 326, turismo@huete.org).
Localización y acceso
Para llegar a las minas, si vienes desde Madrid (por la A-3 y la A-40), una vez alcanzada la ciudad de Huete, debes seguir por la CM-310 hacia el norte en dirección a Priego. En el punto kilométrico 111 hay un desvío a la derecha con una señal alargada que indica “Minas Romanas Lapis Specularis – Cuevas del Sanabrio“.
La carretera se convierte en una pista de tierra, con bastante pendiente, pero no te dejes desalentar y continúa con el coche hasta llegar arriba. Son sólo unos 500 metros. Hay un pequeño parking para dejar unos 10-12 coches:

Visita a la mina
El lapis specularis (también llamado espejuelo ó cristal de Hispania) es yeso cristalizado de gran transparencia. La dimensión y calidad de los cristales de yeso, unido a su facilidad de tallado y a que pueden exfoliarse en láminas finas de amplia superficie, hicieron que este mineral fuera muy explotado por los romanos, originando una de las mayores industrias de todo el imperio. Antes de entrar a la mina, se puede apreciar en la pared perfectamente:

Los yacimientos de grandes cristales de yeso especular que explotaron los romanos sólo se encuentran en muy pocos lugares del Mediterráneo (Italia, Chipre, …). Los mejores ejemplares procedían de la Península Ibérica, y en concreto éstos de la Alcarria conquense, con algún yacimiento menor en las provincias de Almería y Toledo:

La visita guiada dura 30 minutos (particularmente se me hizo corta) y se visitan dos cuevas, cuyas entradas se encuentran a pocos metros entre sí. En la segunda de las cuevas, se nos ofreció la posibilidad de usar casco y nos proporcionaron linternas. Nos pareció un gran plan para ir con niños, ya que aprenden lo que es una mina y además se divierten:

La denominación de Cuevas del Sanabrio, simplemente hace referencia a un vecino llamado Sanabrio, cuyo nombre aprovecharon los padres de los niños de la zona para tratar de asustarlos con historias de un ser monstruoso de dientes afilados y peludas garras que habitaba las cuevas. Trataban de meterles miedo para que evitaran merodear por la zona y así prevenir accidentes:

Las minas se distribuyen, como indicaba el naturalista romano Cayo Plinio Segundo (más conocido por Plinio el Viejo), a lo largo de “cien mil pasos alrededor de Segóbriga“. Cien mil pasos romanos, equivaldrían a unos 150 km:

El principal uso del lapis specularis fue como cerramiento de ventanales y vanos, empleándose tanto en mansiones y casas particulares, como en edificios públicos, termas, invernaderos, …. Otro uso secundario, consistía en cocer el yeso, generando yesos en polvo y escayolas de gran pureza utilizadas para estucos, relieves y molduras:

El lapis specularis fue explotado en las minas durante los S. I y II d.C., convirtiéndose en un motor socio-económico, alrededor de las áreas de extracción. En el S. III d.C., estas minas de yeso especular hispanas cesan su producción, al ser sustituidas por la utilización del vidrio para los acristalamientos:

Contrariamente a lo que pueda parecer, los mineros que trabajaron en las minas no eran esclavos, sino que en su mayoría eran personas libres, asalariadas con una alta especialización. Aunque, se utilizó personal servil para otros trabajos auxiliares y acarreo de estériles:

Nos pareció una actividad diferente y didáctica para realizar con los niños, y un complemento perfecto a realizar alguna ruta de senderismo por la zona.
Nosotros hicimos la ruta de las Caras, pero se pueden hacer otras como recorrer el río Guadiela hasta la Ermita de la Virgen de los Desamparados. Ésta última parte de la Presa de Buendía, pero es larga para hacer con niños pequeños (12 km i/v).
Por la zona también existe la posibilidad de visitar el yacimiento celtíbero de la Cava de Garcinarro o visitar la monumental ciudad de Huete, si prefieres planes urbanos.