DIA 4: DOMINGO 21 JUNIO 2009
En nuestro cuarto día en la ciudad, íbamos a visitar uno de sus monumentos más significativos, el Palacio de Topkapi:
Antes de llegar a la entrada, te encuentras la Fuente de Ahmet, considerada la más bonita de Estambul:
En el primer patio del palacio, se encuentra la Iglesia de Santa Irene, de culto ortodoxo:
Este palacio constituyó desde el S. XV hasta mediados del S. XIX el corazón del poderoso imperio otomano. Consta de 700.000 metros cuadrados en un lugar privilegiado entre el Bósforo y el Cuerno de Oro. Cuenta con varios patios y multitud de edificios y pabellones: sala de armas, harén, cocinas, establos reales, tesoro,… por lo que su visita te llevará prácticamente una mañana entera:
Uno de los lugares que más llama la atención es el Harén, donde residía el sultán, su familia (madre del sultán, sus hermanas e hijas) y un conjunto de entre 500 y 800 mujeres de alto nivel cultural adiestradas en ciertas habilidades:
Una de las puertas más bonitas es la Puerta de la Felicidad (Bab−üs Saade):
En el Pabellón de la Circuncisión destacan los azulejos de tulipanes:
También es posible visitar el Salón del Trono, la Biblioteca de Ahmet o el Diwan (cuerpo gubernamental de alto rango):
En el pabellón Revan, se pueden contemplar mármoles de colores y azulejos del s. XVII:
También es posible visitar el Tesoro, que alberga una colección de objetos impresionante que no te puedes perder. Cuenta con joyas como el Diamante del Cucharero (un diamante de 86 quilates, el quinto mayor del mundo, que perteneció a la madre de Napoleón) o el Puñal Topkapi (de oro con esmeraldas incrustadas). Recordamos que la tenacidad de los vigilantes hacía muy complicado hasta tomar alguna foto a hurtadillas:
Tras visitar el palacio, fuimos hasta el Museo Arqueológico, que queda en el primero de los patios del palacio. La gente no lo suele visitar, al ir justos de tiempo, pero tiene obras muy interesantes. A la entrada hay una serie de sarcófagos de pórfido:
El museo dispone de una increíble colección de sarcófagos, como este Sarcófago de Alejandro Magno, del S. IV a.C., encontrado en Sidón (Libano), verdaderamente impresionante y quizás la obra más valiosa del museo. No es que contenga los restos de Alejandro Magno, sino que las escenas grabadas le representan en su lucha contra los persas:
Otra obra interesante es el Sarcófago de las Plañideras. Las plañideras eran mujeres a las que se le pagaba por ir a llorar en el funeral de una persona. Este otro representa el mito de Hipólito y Fedra:
También hay una mini réplica del Caballo de Troya:
Dentro de la Colección de Arte Oriental, destacan fragmentos de la Puerta de Ishtar (Babilonia), aunque no es tan espectacular como la que está expuesta en el Museo de Pérgamo en Berlín:
También destaca el mihrab de una mezquita de Karaman, decorada con azulejos:
También hay una estatua de un león del Mausoleo de Halicarnaso (actual Bodrum), una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo:
También hay estelas funerarias, como la de este hoplita griego del S. IV, Salamomedes:
Por último, nos gustó mucho el Tratado de Kadesh, un tratado de paz firmado entre egipcios e hititas en el 1249 a.C y que hoy en día es el tratado más antiguo en el mundo que se conserva:
Tras la visita al museo, y buscando un lugar para comer, nos topamos en la entrada al Parque Gulhane. Había un puesto ambulante que vendía mazorcas de maíz (Süt misir), así que decidimos improvisar un picnic y nos sentamos en la hierba, rodeados de mucha otra gente:
Es curioso, pero estas comidas más modestas, a veces te saben mejor que comiendo en un restaurante lujoso. Te sientes mucho más cercano a los locales:
Otro niño vestido monísimo como si fuera un pequeño sultan:
Muy cerca de Santa Sofía, pasamos por delante de la Mezquita de Ishak Pasa, con su mini minarete. Por pequeñas que sean, ya se encargan los megáfonos de que oigas bien la llamada a la oración desde cualquier sitio:
Por la tarde fuimos hasta Eminönü, donde tomamos un ferry para cruzar a la parte asiática, concretamente a la zona de Üsküdar. El precio es muy reducido.
Una vez se llega al muelle de Üsküdar, lo normal para explorar el barrio es tirar hacia la derecha. El objetivo es llegar a un lugar muy especial, donde podrás ver atardecer en Europa estando en Asia. Suena bien, ¿verdad?.
Por el camino, encontrarás algunas mezquitas interesantes sin tener que desviarte de la ruta. La primera de ellas es la Mezquita de Mirimah Sultan, dedicada a Mirimah, la hija del sultan Soliman. Hay historias acerca del amor desenfrenado que el arquitecto Sinan sentía por Mirimah, aunque ésta se casó con Rustem Pasha (entre otras cosas porque Sinan estaba ya casado y tenía 50 años):
No muy lejos se encuentra la Mezquita de Yeni Valide, del S. XVIII, construida por el sultan Ahmed III para su madre (una valide o madre de sultan):
Esta sí que la visitamos por dentro, aunque no superaba a muchas otras que ya habíamos visitado:
La última mezquita que contemplamos durante el paseo, fue la Mezquita de Semsi Pasa, visir de Soliman el Magnífico. También fue diseñada, como no, por el omnipresente Sinan. Cuentan que los vientos que soplan son tan fuertes, que los pájaros nunca se posan en ella:
Apenas a 10 o 15 minutos caminando, se llega hasta el lugar mágico del que os hablábamos. Lo identificarás por unas gradas cubiertas con alfombras, al que da servicio una tetería.
Enfrente tendrás una de las mejores vistas de Estambul. En primer plano, la Torre de Leandro (Torre de la Doncella ó Kiz Kulesi), construida en el siglo XII con el fin de fijar en lugar firme las cadenas que cerraron el paso de los barcos por el Bósforo:
Justo detrás aparecen las siluetas de Santa Sofía, la Mezquita Azul o la Torre de Galata. Un aspecto que nos sorprendió es que fuimos testigos de un ir y venir de barcos y yates ya que se iba a celebrar una boda allí, y estaban llegando los invitados:
Conviene calcular la hora de llegada para estar allí en los últimos momentos del atardecer y ver como poco a poco se va iluminando la ciudad. Una pasada de vistas, viendo atardecer en Europa mientras saboreas lentamente tu taza de té en Asia. Por cosas como ésta, esta ciudad es una de nuestras favoritas en el mundo:
A la hora de cenar, fuimos a un sitio muy recomendable: Hamdi Cafe Restaurant (Tahmis Cd Kalçın Sokak, 17, Eminönü). Un clásico de la ciudad, donde la especialidad son los kebabs, pero no los sirven como estamos acostumbrados en España. Está muy cerca de la Mezquita Nueva, y es más que recomendable sentarte en la terraza.