DIA 9: DOMINGO 9 SEPTIEMBRE 2018
Era nuestro último día en Mallorca, nos lo estábamos pasando muy bien, pero las vacaciones tocaban a su fin. Como teníamos el vuelo por la tarde a las 20:15, teníamos prácticamente todo el día para poder seguir visitando cosas. La mañana la pasamos entre las Caló des Moro y Cala Llombards, paramos a comer en la localidad pesquera tradicional de Portocolom y por último visitamos fugazmente el pueblo de Felanitx, antes de volver al aeropuerto de Palma.
Sancellas – Caló des Moro (1h)
Teníamos bastante tirada hasta llegar a la zona de las calas que queríamos visitar, aunque por el camino volvimos a pasar por pueblos como Sineu, que se empeñaba en enseñarnos postales tan bonitas como este tradicional molino de viento:
Caló des Moro
Ubicada al sur de la isla, a seis kilómetros de Santanyí, es la más concurrida de todas las playas de la zona.
Es una preciosa cala, sin duda, la más bonita de todas las que visitamos en estas vacaciones. Está enclavada entre altas paredes pobladas de pinos, matas, retama y lentisco:
Se puede aparcar el coche gratuitamente junto a las casitas de Sa Comuna. Se cruza la carretera y se continúa unos 10-15 minutos hasta llegar a un sendero que se va volviendo cada vez más peligroso, ya que hay que salvar el desnivel del acantilado hasta bajar a la cala. Hay calles por todo este trayecto hasta llegar al sendero, pero está prohibido pasar con el coche si no eres residente, así que te toca dejarlo en el parking.
El acceso es complicado, sobre todo para aquellos como nosotros que íbamos con nuestra bebé en una mochila porta bebé. De hecho, viendo como era el sendero, nos turnamos para llegar a la cala mientras el otro se quedaba atrás con el bebé:
Debido a sus dimensiones reducidas (30 metros de largo y 20 metros de ancho) y la gran afluencia de bañistas, es muy difícil encontrar un hueco donde poner la toalla:
Como no nos gusta estar apretujados en los sitios y más con toda la parafernalia que hay que llevar a la playa con un bebé, teníamos previsto simplemente tomar fotografías de la cala y pasar el resto de la mañana en otra cala que estaba muy cerquita (mucho menos espectacular) y era mucho más cómoda en la que estar: Cala Llombards. De hecho, de vuelta al coche no parábamos de ver riadas de gente que iba para la cala, así que os recomendamos madrugar si os gusta disfrutar un rato de los sitios a solas.
Caló des Moro – Cala Llombards (10′)
Cala Llombards
Ubicada a 3 km de Caló des Moro. Aparcamos fácil en un parking gratuito justo antes de llegar a la playa.
Es un arenal que se prolonga bastantes metros hacia el interior (150 metros de ancho), al estilo de Cala Romántica, aunque ésta nos gustó más. No tuvimos mucha suerte con el tiempo, ya que al rato de estar aquí se puso a llover. Fue el único rato que nos llovió en los nueve días que pasamos en la isla, así que tuvimos bastante suerte con el tiempo:
Cala Llombards – Portocolom (30′)
Como el día no estaba muy playero, nos fuimos a comer un arroz aPortocolom, un puerto pesquero, enclavado alrededor de una gran bahía, en el que el faro y los barcos de pesca y de recreo añaden un toque pintoresco al lugar. Comimos en el paseo marítimo, concretamente en el Restaurante Vora Mar (Carrer d’En Cristòfor Colom, nº 27):
Portocolom – Felanitx (15′)
Nos quedaba cercaFelanitx, así que nos dirigimos hacia allí, aparcando en el centro del pueblo, el cual estaba muy tranquilo, seguramente por la hora.
Nos gustaron los edificios de piedra dorada del Ayuntamiento y del Mercado Municipal:
La plaza del pueblo es denominada Sa Plaça:
La construcción que más destaca es la imponente Iglesia de San Miguel, del siglo XVI. La iglesia cuenta con una extensa escalera en la entrada y fue víctima a mediados del S. XIX de un gravísimo accidente debido a un gran derrumbamiento que costó la vida de más de 400 fieles:
Felanitx – PMI (35′)
Desde aquí fuimos directos al aeropuerto de Palma de Mallorca, donde tomamos el vuelo de Norwegian Air: PMI: 20:15 – MAD: 21:40.
Dejábamos atrás nueve días por tierras mediterráneas. Mucho habíamos tardado en conocer estas tierras, pero merece mucho la pena el viaje.
Esperamos que el diario os haya animado a conocer Mallorca o que os haya recordado buenos tiempos que hayáis pasado en ella.