Nuestro viaje por libre a Países Bajos en 4 días nos llevó a conocer las ciudades de Amsterdam, Keukenhof, Edam, Monnickendam y Marken.
PAÍSES BAJOS- RELATO DE VIAJE
DIA 1: DOMINGO 30 ABRIL 2017: MADRID – AMSTERDAM
Tomamos el primer vuelo de la mañana desde Madrid (07:20) y llegamos a Amsterdam Schiphol a las 10:00. Lo primero que gestionamos nada más aterrizar fue comprar, en el propio aeropuerto, una tarjeta de transporte válida para el transporte público de la ciudad. Nosotros adquirimos las de 4 días (22 euros por persona). Podéis encontrar más información en: https://en.gvb.nl/gvb-dag-meerdagenkaart.
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Teníamos reservado un alojamiento a través de Booking: Studio QuaAmsterdam. Para llegar hasta allí cogimos el bus 69 (plataforma B15) desde el aeropuerto. En aproximadamente 15 minutos de trayecto (parada Louis Davidsstraat) y otros 8 minutos andando, llegamos al estudio. Una forma bastante rápida de llegar.
Acertamos de pleno. Aunque está lejos del centro, hay una parada de tranvía de la línea 1 (Hoekenes) justo al lado, a 50 metros del apartamento, que en 20 minutos deja en Leidseplein, en 25 minutos en la plaza Dam y en 30 minutos en la estación central de tren (Amsterdam Centraal). Nos costó alrededor de 80 euros/noche. Cualquier hotel del centro medio decente, vale más de 100-110 euros/noche.
El alojamiento está en un barrio residencial, lejos del trasiego de bicicletas y gente del centro, por lo que experimentamos durante unos pocos días, como debe ser vivir en la ciudad de los canales. De hecho teníamos un canal al ladito del alojamiento:
Los dueños son una encantadora pareja de holandeses de mediana edad, que hacen lo posible por que tu estancia sea de lo más agradable. Nos dieron fruta, vino y un par de cervezas locales gratis de bienvenida, y al irnos nos regalaron un llavero de un zueco. El estudio estaba impecable, consta de una primera sala, con mesa y sillas, y una segunda sala, con la habitación en sí: cama grande, TV enorme de pantalla plana, frigorífico, baño privado con una bañera con chorritos por todos lados y luces que cambian de color. Además tienen NetFlix, así que puedes ver un montón de películas y series en varios idiomas. El estudio es un edificio anexo a la casa de los propietarios:
Si elegis este sitio para vuestra estancia, estamos seguros que saldréis encantados, sabiendo que tienes que coger el tranvía cada vez que vayas al centro. Tras dejar las maletas, mientras nos acababan de limpiar la habitación, cogimos el tranvía 1, bajándonos en la parada Nieuwezijds Kolk (25 minutos).
Teníamos apuntado un restaurante llamado Greenwoods, en el canal Singel. Comimos algo rápido (unos huevos bastante buenos y a buen precio), porque teníamos la visita a la Casa de Ana Frank a la 13:30 (recomendable cogerla a través de internet, para evitar las grandes colas):
Para llegar hasta la Casa de Ana Frank, atravesamos los canales Singel, Herengracht y Prinsengracht. Una de las estampas que te llevarás de esta ciudad, es la de las bicicletas aparcadas en las vallas que dan a los canales:
Nosotros habíamos visto la película antes, pero está todo muy bien explicado en la audioguía. Es algo cara la entrada (9euros), pero merece la pena la visita. Como resumen, se visita la casa donde Ana y su familia (comerciantes judíos alemanes) se escondieron de la Gestapo tras la invasión de Holanda por parte de los nazis. Se trata de una casa anexa a las oficinas donde trabajaba el padre de Ana (Otto), y quedaba perfectamente camuflada desde pie de calle, por lo que no podían ser detectados:
Para las labores logísticas y de manutención, contaban con la ayuda de varios de los trabajadores de las oficinas, amigos de Otto, que se encargaban de realizar los recados. Durante su estancia de reclusión en la casa, Ana escribió un emotivo diario acerca de sus inquietudes, anhelos y emociones. El final de la historia no os lo contamos para no hacer spoiler, lo ideal sería realizar esta visita o bien leer el diario…
Prácticamente al lado de la casa de Ana Frank, se encuentra Westerkerk (Iglesia del Oeste) (Prinsengracht, 279), se trata de la iglesia protestante más grande de Holanda:
También muy cerca de allí, casi tocando con el canal, se encuentra el Homomonument (Monumento a la Homosexualidad), un monumento a todos aquellos que han sido perseguidos por su condición sexual:
Continuando con el paseo, nos encontramos con el Hotel Nadia:
Siguiendo la calle todo recto, se llega a unos grandes almacenes, CC Magna Plaza (Nieuwezidjs Voorburgwal, 182), con una fachada gótica imponente y preciosa, que antiguamente albergaba la Oficina de Correos:
Y a continuación, a escasos metros, la plaza más famosa de Amsterdam, la Plaza Dam, la cual sinceramente no entra dentro de nuestras plazas preferidas, le falta para nuestro gusto, el encanto de otras plazas centroeuropeas.
A un lado se encuentra el Palacio Real, de estilo clasicista (S. XVII):
Rivalizando con el Palacio Real, se alza la Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva), de estilo neogótico (S. XV):
En el centro de la plaza se erige el Monumento Nacional, uno de esos monumentos feos, que todas las ciudades parecen tener.
Completan la plaza otras galerías comerciales (CC Bijenkorf) y el Museo de Cera Madame Tussaud:
Era domingo, y la plaza estaba hasta los topes, y como sabíamos que pasaríamos varias veces más por aquí, abandonamos la zona y empezamos a pasear tranquilamente por el centro. Un detalle curioso, es que la mayoría de los edificios tienen unos ganchos en su parte superior. Debido a la estrechez de las casas, usan estos ganchos para poder subir los objetos pesados e introducirlos por las ventanas:
Llegamos tomando la calle Spui, hasta el Cafe Hoppe, uno de los bruin cafés (cafés marrones) más famosos de la ciudad. Deben su nombre, a que su interior suele ser de madera oscura:
Sin embargo, nuestros pasos nos llevaban hacia el Begijnhof. Se trata de un conjunto de casas, que datan del S. XIV, y que albergaban una hermandad de beguinas (asociación de mujeres cristianas, contemplativas y activas). La entrada, algo escondida, se realiza por la calle Spui. Lejos han quedado los tiempos, en los que este patio de casas eran un remanso de paz y tranquilidad en medio de la ciudad. Había bastantes turistas por la zona, al menos en domingo y después de comer:
Begijnhof, Amsterdam, Países Bajos
Destaca una casa de madera, de las más antiguas de la ciudad, llamada Houten Huis:
En el mismo patio, hay una iglesia, la Engelse Kerk, pero tras una reforma ésta fue confiscada, y las beguinas tuvieron que unir dos casas, para construir una capilla, Begijnhof Kapel, convirtiéndose en la primera iglesia clandestina de la ciudad:
Un poco más adelante, a orillas del canal, se levanta la espigada iglesia De Krijtberg:
Nos tomamos unas patatas fritas callejeras, en el puesto más famoso de todo Amsterdam: Vlaams Friteshuis Vleminckx (Voetboogstraat, 33). Las patatas están riquísimas, y en general todas las que probamos en sus diversas formas en este país, estaban muy buenas:
Seguimos en marcha, y llegamos hasta Munttoren, o Torre de la Moneda, muy fotogénica. Su nombre es debido a que era el lugar donde se acuñaban las monedas:
Enfilamos Reguliersbreestraat, donde aparte de una sucursal de una tienda de quesos muy conocida llamada Henri Willig, nos quedamos sorprendidos por la belleza de la fachada del Teatro Tuschinski, de estilo art decó:
Esta calle conecta con la animada Rembrandtplein, plaza bulliciosa con bares y coffeshops, como el Smokey:
En la plaza hay un conjunto escultórico que simula el cuadro más famoso de Rembrandt: Ronda de Noche (Night Watch, De Nachtwacht). Días más tarde podríamos contemplar el genial cuadro en el Rijksmuseum:
Deshicimos un poco el camino, y casi pegado a la Munttoren, encontrarás el Bloemenmarkt, un animado (y turístico) mercado, donde podrás encontrar todo tipo de plantas (en especial tulipanes) y también muchos souvenirs:
Habíamos comido pronto, y no veíamos muy viable volver al apartamento y luego volver al centro a cenar (habíamos madrugado mucho y nos queríamos acostar temprano), así que aunque sólo eran las 18:00 nos decidimos por ir a cenar a un sitio que teníamos apuntado: Jacketz (Kinkerstraat 56). Cogimos un par de tranvías, pero fueron muy pocas paradas en total.
Vayas donde vayas de la ciudad, te vas a encontrar canales, con sus curiosas casas flotantes:
Este sitio destaca por tener unas patatas asadas simplemente espectaculares de sabor, a los que puedes añadir varios toppings a tu gusto. Nos recordó mucho a los Kumpir, que probamos en el precioso barrio de Ortakoy, en nuestra amada Estambul:
A pesar del tamaño de la patata, no tuvimos problemas en acabarla, estaba realmente buena…
Tomamos el tranvía 1 y nos bajamos en Leidseplein, donde destaca el Stadsschouwburg (Teatro Municipal):
También merece la pena detenerse a ver la fachada del Hotel American, justo al lado:
En el resto de la plaza también hay bastantes terrazas y aquí se encuentra el primer coffeeshop que abrió en la ciudad: The Bulldog. Esta plaza y calles aledañas están muy animadas por la noche, porque hay muchos sitios para ir a cenar o tomar algo:
El día ya no dio para más, volvimos a coger el tranvía 1, el cual nos dejaba al lado del estudio y a dormir, que mañana iríamos a visitar los maravillosos jardines de Keukenhof, seguramente los jardines más bonitos del mundo.
Un artículo muy visual y ameno, enhorabuena!
Nosotros no nos libramos de la cola para visitar la casa de Ana Frank, pagamos la novatada bien pagada.
La verdad que fuiste en la fecha ideal, los tulipanes debían estar en todo su punto. Dicen que la primavera es la época ideal para disfrutar en la ciudad. Nosotros la visitamos en invierno, no estuvo mal, pero la verdad que el tiempo no nos acompañó.
Creo que Ámsterdam es una ciudad que asombra, ya que todos vamos pensando únicamente ne visitar el Barrio Rojo y los Coffe Shop, pero si te adentras un poco verás que es una ciudad interesante, misteriosa y con un encanto inigualable. A nosotros nos abrió los ojos el guía de https://tourgratis.com/ciudad/amsterdam-1 que nos dejó en fuera de juego cuando nos comento la historia y enseñó muchos de los museos y monumentos de la ciudad.
Tengo claro que volveré. Ámsterdam es como mi segunda casa.
Un abrazo.